El presidente Nicolás Maduro reveló detalles sin precedentes sobre lo que describe como el primer intento de golpe de Estado ciberfascista mundial, ocurrido entre el 28 y 30 de julio, señalando la participación de factores colombianos en la conspiración.

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Durante su mensaje anual a la Nación, el mandatario venezolano expuso cómo una operación coordinada de ciberguerra intentó desestabilizar los sistemas electrónicos del país, subrayando el uso de las tácticas de desestabilización política moderna.

La respuesta gubernamental, según Maduro, demostró una «fusión perfecta popular-militar-policial» que logró neutralizar la amenaza en apenas 48 horas. Esta acción coordinada se realizó «con la Constitución y las leyes, con la prevalencia de los derechos humanos», destacando el contraste entre la respuesta institucional y la naturaleza del ataque.

El presidente señaló directamente a políticos colombianos, incluyendo a Álvaro Uribe Vélez e Iván Duque, acusándolos de financiar y orquestar un plan que presuntamente buscaba «llenar de violencia todo el país e iniciar una invasión de grupos mercenarios y paramilitares» desde territorio colombiano.

El señalamiento tiene relevancia en el contexto de una campaña electoral que el mandatario describió como «única, alegre, movilizadora» de la Revolución Bolivariana, contrastando con lo que caracterizó como preparativos bélicos por parte de sectores opositores extremistas.

El incidente representa, según el jefe de Estado, un nuevo paradigma en los intentos de desestabilización política, combinando ataques cibernéticos con amenazas de intervención física. La rápida neutralización del intento demuestra la resiliencia de las instituciones venezolanas frente a amenazas híbridas modernas.

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